Johnny Walker

El juego onírico de Belinda Garen

Por José Costa-Peuser

Dentro de las propuestas que he visto en este último tiempo, me he quedado gratamente sorprendido de la obra de Belinda Garen, artista seleccionada para la campaña 2009 de Johnnie Walker y presentada en el Museo Franz Mayer. Una serie de cajas en gran tamaño contienen una sucesión de acrílicos a modo de layers, al fondo, una luz backlight, potencializa la imagen original, una imagen que cobra vida, al movimiento del espectador, cuando el fondo toma un primer plano de acuerdo a la ubicación de ese espectador.

“Un planteamiento estético que me remite al Cinetismo, pero es el espectador quién debe moverse para crear la gestualidad de la pieza”

Un planteamiento estético que me remite al Cinetismo, pero es el espectador quién debe moverse para crear la gestualidad de la pieza. Un proyecto interdisciplinario que se diferencia de las propuestas de los sesentas de desenfocar la imagen o darle movimiento a la misma; las capas superpuestas generan esa percepción visual, los cambios de colores y de sombras intensificadas a partir de la luz del backlight y que al revertirse el eje visual por el mecánico, proyectado a través de las imágenes de los layers, toman volumen y se convierten en foto-esculturas, como bien las nombra Belinda Garen. Es aquí donde estas piezas ensamblan la fotografía con lo cinético.

El poder circular alrededor de ella, no nos circunde a un espacio especifico, nos traslada a todos los escenarios urbanos que hemos convivido.

Otra de las piezas que fue presentada es una foto-escultura, obra conformada por una serie de placas de acrílico transparente, en la que en cada una de ellas hay reflejada escenas de la convivencia entre el ser y la urbanidad, presentada a la altura visual del espectador, permite generar un juego visual, donde al observar las imágenes, uno se identifica con el axioma de esa realidad representada, como el caminar o ser parte de una escena cotidiana de una urbe o de todas ellas. El poder circular alrededor de ella, no nos circunde a un espacio especifico, nos traslada a todos los escenarios urbanos que hemos convivido.

Apropiarse de las referencias del espectador, jugar con ellas y trasladarlas a una percepción de un espacio simbólico, que le es propio, es introducirse en la psiquis de ese observador, es dejar una huella, la memoria abierta de la imagen. Descubrir en esta artista una vocación a la búsqueda y la experimentación permanente donde la fotografía deja paso a un juego interdisciplinario, donde se aprovecha de los códigos y manipula aquello que existe en exceso en nuestras sociedades: La imagen. Es encontrar una energía en constante renovación, y que a pesar de ello le confiere un estilo propio y bien definido a su obra. Como Belinda Garen lo explica, “trabajo en la creación de una fotografía expansiva, misma que lleva más allá los límites del medio fotográfico. Formando imágenes bidimensionales y objetos multidimensionales como dispositivos, donde las imágenes recrean la temporalidad a modo del video y presentan el transcurrir del tiempo en una sola imagen, rebasando así la concepción actual de la fotografía donde solo se captura o congela un instante en el tiempo”, el permanente ejercicio interdisciplinario le ha permitido crear una identidad sólida que ha madurado rápidamente. No será la primera vez, que seguramente, este juego onírico nos volverá a sorprender. Esta artista multidisciplinaria ha llegado para quedarse en el mercado del arte.