So-called Photography:

PANDORA

Pandora es un proyecto ligado al erotismo sutil de las fotografías del inicio del siglo pasado.

Por Emma Cecilia García Krinsky, curadora

 

Pandora es un proyecto ligado al erotismo sutil de las fotografías del inicio del siglo pasado. Es una caja de virtudes en la que se conjugan distintas experiencias interdisciplinarias vinculadas a la fotografía análoga. La cámara como objeto es también protagonista: es creadora y contenedora de imágenes. Igual que los personajes de la mitología griega que Belinda quiere representar, esta herramienta es un fetiche que está vinculado al erotismo y debe ser bella, seductora e intrigante, tener cualidades que la vinculen con sus modelos, para cumplir con los objetivos del proyecto.

"A Belinda le motiva trabajar esta interdisciplina en la que agrega también a la poesía que complementa el tránsito por cada una de las instalaciones"

Para llegar a sus metas, Belinda Garen que durante años trabajó con cámara digital, pasó por un largo proceso de aprendizaje relacionado con las técnicas fotográficas análogas y el uso de las diferentes cámaras que eligió para este proyecto, que no fueron seleccionadas al azar, sino que por sus características, requirieron una labor de búsqueda intensa.

Su práctica en los últimos años, vinculada al performance y el arte objeto, la llevaron a consolidar este proyecto en el que estas dos disciplinas son fundamentales para generar una nueva aprehensión de la imagen fotográfica; que se desprende de un profundo análisis relacionado con la gran cantidad de imágenes que se producen día con día, que fluyen por los diferentes medios visuales.

"Cada personaje mítico está seleccionado de acuerdo a los cánones formales que considera adecuados, con los que podría lograr los mejores resultados fotográficos."

A Belinda le motiva trabajar esta interdisciplina en la que agrega también a la poesía que complementa el tránsito por cada una de las instalaciones.

Una trayectoria de veinte años de trabajo fotográfico de los cuales más de diez estuvieron dedicados a la estética del erotismo, en la que logró la perfección técnica, la impulsaron a dar un giro y buscar ahora, nuevas propuestas conceptuales, así como nuevas formas de crear, luchando entre el amor y el desamor a la imagen, en las que prevalece el ritual de la gran producción, el cuidado de la composición, la selección de la belleza clásica de sus modelos
acentuada por el manejo erótico de la imagen. Cada personaje mítico está seleccionado de acuerdo a los cánones formales que considera adecuados, con los que podría lograr los mejores resultados fotográficos.

Lo primordial para Belinda en este proyecto, es ese ritual de la producción para crear la mejor puesta en escena y la vivencia del acto performático y efímero de la toma fotográfica, que se perderá irremediablemente al velar la placa inmediatamente después del disparo. El desapego a la imagen fotográfica quedará consolidado. 

Un negativo FujiFilm y una placa velada son los únicos testigos de que hubo una imagen latente que nunca será conocida.

Para Belinda, cada imagen no revelada es un grito contra el volumen asfixiante de imágenes que se producen y difunden minuto a minuto, pero al mismo tiempo es una forma de sublimar un momento creativo, que quedó atrapado en los haluros de plata velados.

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