Belinda Garen postula como engranajes de su trabajo artístico la interdisciplina, un método dirigido (componer, manipular, ficcionar) y la autorreferencialidad. Hoy esta artista presenta un proyecto donde se activan completamente distintos: una elegía articulada en poesía visual para lo que se ha ido.

Por Eugenia Macías, curadora

En este nuevo proceso de Belinda Garen, flores y sus contenedores encarnan bodegones oníricos para obstinar el tiempo como espacio de reflexión y sanación: ¿Por qué? ¿cómo ha sucedido? Preguntan una y otra vez sobriedad y oscuridad dominando el encuadre, limpieza cuantitativa de elementos en la composición, el ángulo único, la iluminación que apunta la totalidad de las formas sin enfatizar algo en especial y la dinámica estructural de cada especie floral (unas erguidas, otras yacientes) en contraste con los aditamentos que las contienen.
Estas sutiles contraposiciones activan la repetición -esencia del rito- de los debates de la vida interna cuando algo termina ¿qué queda después de todo?